El inicio de año suele ser una época en la que nos proponemos cuidarnos más, y hacemos propósitos para mejorar nuestra salud y estilo de vida. Aunque las fiestas son para disfrutar, nuestro cuerpo nos pide volver a la normalidad. Y si por algo se caracterizan las fiestas navideñas es por relajar nuestros hábitos de alimentación, y centrarnos en disfrutar de las comidas, cenas y encuentros familiares y con amigos, e incluso hacer algunos brindis de más. Por eso, durante el mes de enero, muchos de nosotros nos planteamos hacer una depuración o detox. ¿Te lo has planteado tú también? Te contamos más sobre cómo ayudar realmente a depurar el cuerpo, y en concreto, la depuración hepática.
El hígado y la depuración
El hígado es un órgano clave en la depuración de nuestro cuerpo. Las reacciones y procesos naturales que ocurren en nuestro organismo producen sustancias que es necesario aislar, transformar o eliminar, y el hígado es en gran parte responsable de ello. Pero sus funciones van más allá, entre las que destacamos estas:
Filtro para atrapar y eliminar toxinas
El hígado es el encargado de filtrar la sangre del cuerpo y limpiarla de las sustancias dañinas o perjudiciales que se hayan producido por las propias reacciones del organismo, o bien que se hayan incorporado a él por ingestión, inhalación o contacto con la piel. Lo hace a través de enzimas como el citocromo P-450, que neutralizan y transforman las sustancias tóxicas en moléculas que puedan ser excretadas más fácilmente. Además, el hígado también transforma el amoníaco tóxico que se produce por la descomposición de las proteínas en urea, una sustancia que se puede eliminar posteriormente a través de la orina sin problemas.
Digestión de los alimentos
El hígado contribuye a que las grasas puedan ser digeridas y con ello, correctamente absorbidas. ¿Cómo lo hace? Produce y secreta un líquido llamado bilis, que se almacena en la vesícula biliar. Cuando comemos alimentos grasos, la bilis es necesaria para descomponer la grasa en moléculas más pequeñas, y que puedan ser absorbidas, así como sustancias liposolubles como la vitamina D. Si por alguna razón disminuyese o se interrumpiera el flujo de bilis (colestasis), además de problemas y molestias digestivas, experimentaríamos picor en la piel, coloración amarillenta, y la orina y las heces cambiarían de color. Esto se debe a que la bilis también sirve para eliminar bilirrubina, una sustancia que se forma con los deshechos de los glóbulos rojos de la sangre.
Almacén y liberación de energía y nutrientes
En el hígado se almacena glucosa en forma de glucógeno, para que pueda liberarse azúcar a la sangre cuando es necesario. Además, almacena también nutrientes como vitaminas A, D, hierro o zinc.
¿Cómo hacer una depuración hepática?
La mejor manera de ayudar al hígado en sus funciones depurativas es, precisamente, no darle más trabajo de la cuenta. Evitar el alcohol, tabaco, contaminación, productos químicos volátiles y seguir una alimentación saludable son la primera línea de salida.
¿Y si hemos abusado de alimentos muy grasos, calóricos, bebidas alcohólicas…? En este caso, será más importante que nunca tomar abundantes vegetales, frutas, caldos vegetales, agua, infusiones y alimentos frescos sin procesar en general. Y por supuesto, evitar todo aquello que sobrecarga nuestro hígado.
Algunos terapeutas pueden recomendar pautas o ejercicios en concreto:
- Seguir durante unos días una alimentación distinta a la habitual, a base de vegetales, caldos y arroz integral.
- Hacer un pequeño ayuno o ayunos intermitentes como “reset” para todo el sistema digestivo.
- Consumir básicamente alimentos amargos, como el rábano, ya que este sabor está conectado con el hígado según algunas tradiciones terapéuticas, y estimula la secreción de bilis.
- Trabajar también las emociones, ya que, según la medicina tradicional china, el hígado puede enfermar por pensamientos negativos e ira; soltar, no aferrarse al pasado y trabajar una visión más liviana, paciente y compasiva.
Más allá de las recomendaciones que un profesional pueda hacerte según tu caso concreto y tus hábitos, es cierto que existen aliados naturales del hígado y la digestión, que podemos incorporar fácilmente en nuestro día a día.
Plantas aliadas para el hígado
La naturaleza es una fuente inagotable de fitoquímicos y sustancias de las que podemos aprovechar sus beneficios. En el caso del hígado y las funciones depurativas del cuerpo, estas son las plantas más conocidas y estudiadas:
- Cardo mariano: se considera una planta hepatoprotectora. Además, se considera que contribuye a la salud hepática ayudando a las funciones detoxificantes del hígado. Una de las sustancias que contiene el cardo mariano de manera natural es la silimarina, responsable de su efecto sobre la función hepática. Para asegurar su calidad, vale la pena buscar extractos estandarizados que aseguren el porcentaje de silimarina.
- Diente de león: estimula la digestión y promueve la salud del hígado.
- Alcachofera: la alcachofera favorece el confort digestivo, y está asociada también a la función hepática normal. La cinarina es la sustancia que tiene más interés en las hojas de esta planta.
- Cúrcuma: este rizoma, del que hemos hablado anteriormente en este artículo sobre las propiedades de la cúrcuma, también contribuye a la salud por sus propiedades antioxidantes y su ayuda manteniendo la salud hepática. En este caso, la curcumina es la sustancia que se estandariza y se considera que aporta beneficios.
- Esquisandra: los frutos de esta planta, en forma de bayas rojas, apoyan la salud hepática.
Estas plantas, debidamente combinadas con ingredientes como la raíz de rábano negro o el ácido lipoico, forman parte de Liver, nuestra apuesta para apoyar la salud del hígado. Eso sí, recuerda que ningún complemento alimenticio sustituye el adoptar unos hábitos saludables o una alimentación adecuada y hepatoprotectora, y que el primer paso para depurar el hígado es no sobrecargarlo con toxinas externas.
Si quieres saber qué otras cosas pueden entorpecer las funciones detox del hígado, este artículo sobre cómo cuidar de tu hígado te interesará. ¡Salud!
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