Todos, en mayor o menor medida necesitamos realizar alguna cura de detoxificación a lo largo del año. Y es que vivimos rodeados de sustancias tóxicas suspendidas en el aire que respiramos, en los alimentos que comemos, en el agua que bebemos… Esta situación no debe alarmarnos pero si nos debe servir para tomar conciencia y buscar los recursos necesarios que nos ayuden a reforzar nuestra capacidad de detoxificación para librarnos, en la medida de lo posible, de todas estas sustancias a las que estamos expuestos y que al final condicionarán nuestra salud globlal.
Aunque la Navidad es una época del año de celebraciones y de reencuentros también es un período que nos lleva a cometer muchos excesos tanto en la comida como en la bebida por lo que nuestro organismo se resiente. Suculentos platos que esconden demasiada grasa e irresistibles dulces muy atractivos para el paladar pero muy poco saludables. Es por ello, que aunque los programas de depuración suelen recomendarse especialmente en la entrada del otoño y primavera, tras la navidad también puede ser un buen momento para apoyarnos en la naturaleza para favorecer la estimulación de los emuntorios, es decir los órganos encargados de la detoxificación. Una correcta cura depurativa no se entendería sin la utilización de ciertas plantas y nutrientes que apoyen a los mecanismos de depuración del hígado y la correcta higiene intestinal.
¿Qué plantas y nutrientes pueden ayudar a detoxificarnos?
Para el hígado:
• Cardo mariano (Silybum marianum): La silimarina es el principal constituyente de la planta que ha sido ampliamente estudiado para la protección y la regeneración hepática por lo que tradicionalmente se ha recomendado en multitud de trastornos vinculados a la salud hepática. Su actividad se centra en su acción antioxidante que permite mejorar la capacidad hepática de eliminar toxinas.
• Remolacha (Beta vulgaris): Su contenido en sales minerales hacen de ella un excelente alcalinizante que ayuda a eliminar la acidez corporal depurando la sangre y ayudando al hígado en su función depurativa. Presenta betaína, un compuesto que incrementa el flujo de la bilis que transporta las toxinas solubles en grasa desde el hígado al intestino para que sean eliminadas con las heces. Apoya el buen tránsito intestinal al ser una raíz rica en fibra.
• Rábano negro (Raphanus sativus var. nigra): Es especialmente apreciado por su capacidad para drenar y depurar el hígado y la vesícula biliar. Contiene compuestos sulfurados responsables de estimular la contracción de la vesícula, la producción de la bilis y el vaciamiento de dicha glándula favoreciendo la eliminación de desechos y toxinas acumuladas en el organismo. También destaca por su actividad diurética.
• Diente de león (Taraxacum officinale): Igual que el cardo mariano, el diente de león está considerado uno de los mejores remedios para los trastornos del hígado. Diurético y depurativo por excelencia incrementa la producción de bilis en el hígado y su vaciamiento a través de la vesícula biliar.
• Cúrcuma (Curcuma longa): Posee un efecto protector del hígado similar a la silimarina del cardo mariano. Su actividad antioxidante proporciona protección frente a una gran variedad de tóxicos hepáticos.
• Alcachofa (Cynara scolymus): En su composición destaca la cinarina, un activo que actúa favoreciendo la secreción de la bilis. Ejerce un efecto regenerador sobre las células del hígado y mejora los niveles de colesterol en sangre, además de poseer un alto contenido en fibra beneficiosa para la salud intestinal.
• Ácido alfa-lipoico: Es un nutriente excelente para detoxificar el hígado ya que incrementa los mecanismos de defensa antioxidantes en las células hepáticas. Diferentes estudios sugieren que este nutriente puede influir positivamente en el tratamiento de enfermedades hepáticas. También se ha demostrado su efecto protector frente a la hepatotoxicidad inducida por metales pesados o sustancias tóxicas.
Para el intestino:
• Cáscaras de las semillas de Plantago psyllium: El polvo de estas cáscaras es una fuente extraordinaria de fibra la cual ayuda a agilizar la higiene intestinal favoreciendo la detoxificación de los residuos que llegan al intestino y cuya acumulación puede provocar una agresión de la mucosa y la consecuente alteración de la permeabilidad intestinal. Por tanto, la fibra atrapa y arrastra numerosas sustancias tóxicas transportadas por la bilis favoreciendo la eliminación de dichas sustancias a través de la función evacuatoria.
• Inulina: Se trata de una fibra que se extrae de la raíz de la achicoria compuesta por largas cadenas de hidratos de carbono que cuando se acortan reciben el nombre de fructooligosacáridos (FOS). Tanto la inulina como los FOS transitan a través del tracto digestivo y llegan intactas al colon donde aquí son fermentadas por la microbiota intestinal beneficiosa, en especial las Bifidobacterias, estimulando su crecimiento. Este proceso es conocido como efecto prebiótico y potenciar el crecimiento, proliferación y pervivencia de estas bifidobacterias es muy positivo para mantener una barrera natural de protección frente a una flora intestinal putrefactiva. Cuando el tránsito no es regular se produce una deficiente higiene intestinal que tiene como consecuencia relacionada el desarrollo de bacterias patógenas que coloniza poco a poco el intestino, provocando malas fermentaciones, hinchazones y un medio alcalino con formación de toxinas que llegan a la luz intestinal y que pueden provocar innumerables trastornos de salud. La fermentación de la inulina y los FOS permite la producción de ácidos grasos responsables de la acidificación del colon, reforzando el efecto barrera contra las bacterias putrefactivas y estimulando la regeneración de la mucosa.
• Probióticos: Ya hemos comentado que las “bacterias amigas” que habitan el intestino ejercen un papel crucial en la salud digestiva y en el mantenimiento de la salud en general. Nuestra flora bacteriana es abundante y variada formada por más de 500 especies distintas de bacterias beneficiosas. Apoyar su función mediante el consumo de probióticos, es decir microorganismos vivos como Lactobacillus bífidus, Lactobacillus acidóphilus, Lactobacillus helveticus, entre otros, que puedan llegar al intestino en cantidades adecuadas tras superar el medio ácido del estómago, es fundamental para mantener una flora intestinal sana y equilibrada que nos ayude a realizar una correcta higiene intestinal.
• Como remedio depurativo para facilitar la eliminación de toxinas otras plantas como la Acedera (Rumex crispus), el Nogal (Juglans regia) o el Trébol rojo (Trifolium pratense), se han considerado purificantes de la sangre. Por último, podemos hacer mención a la bentonita, que es una arcilla ampliamente utilizada para la “limpieza del intestino” ya que adsorbe las toxinas que residen en las paredes del colon para su posterior eliminación.