por Dr. Ashley Weber HBSc ND
Está claro que el nivel de estrés diario en el mundo occidental del siglo XXI es alto. Como adultos, a menudo consideramos el "estrés" como una reacción a un evento traumático, como perder a un ser querido o ser despedido del trabajo, y a las presiones de la vida cotidiana como el cumplir plazos de entrega en un entorno de trabajo con un ritmo acelerado, relaciones personales difíciles y la necesidad de “mantenerse ocupado en todo momento”. Sin embargo, en los niños el estrés también se presenta en diferentes situaciones incluyendo acontecimientos traumáticos, dificultades en el entorno familiar y la vida en el hogar o presiones en la escuela y la vida social.
En una publicación reciente sobre el estrés infantil del Centro Nacional de Prevención y Control de Lesiones y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, el estrés se describe como "influencias internas o externas que interrumpen el estado normal de bienestar de un individuo. Estas influencias son capaces de afectar a la salud causando angustia emocional y provocando una gran variedad de cambios fisiológicos. Estos cambios incluyen un aumento de la frecuencia cardíaca, una presión arterial elevada y un aumento dramático en los niveles hormonales "(1). La hormona primaria que está implicada en la respuesta al estrés es el cortisol, una hormona liberada por las glándulas suprarrenales. El cortisol tiene una función positiva en nuestros cuerpos y es esencial para muchos mecanismos fisiológicos. Sin embargo, el daño surge cuando los niveles de cortisol son demasiado altos, permanecen altos durante demasiado tiempo o no disminuyen apropiadamente durante el día. Los altos niveles de estrés y cortisol se han asociado con muchos efectos adversos para la salud incluyendo los que aparecen a continuación:
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Supresión del sistema inmunológico, aumento del riesgo de infección y otras enfermedades (1)
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Trastornos de salud mental como la ansiedad y la depresión (1)
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Síndrome metabólico y diabetes tipo 2 (2)
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Daño a la parte del cerebro llamada hipocampo, que es la responsable del aprendizaje y la memoria (1)
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Dolores de cabeza, indigestión, fatiga y tensión muscular (3)
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En niñas pequeñas, el cortisol alto se asocia con un comportamiento ansioso, mientras que en los niños se asocia con un comportamiento más agresivo (4)
Muchas de estas afecciones están aumentando de manera significativa en la población pediátrica, y esto puede deberse en parte a los niveles de estrés.
También es importante darse cuenta de que no todo el estrés es malo. En lo que respecta a los niños, el término "estrés positivo" a menudo implica una nueva experiencia, como conocer personas nuevas o ir a un colegio nuevo, y puede provocar sentimientos de ansiedad y síntomas físicos como, por ejemplo, un aumento de la frecuencia cardíaca. Sin embargo, con la ayuda y la guía de los cuidadores adultos, el niño será capaz de manejar y superar adecuadamente la situación, y aprenderá técnicas para gestionar y enfrentarse a diferentes situaciones. Esto es un estrés positivo y es esencial para el desarrollo normal de la infancia (1).
Es esencial hablar con los niños de estrés cuando estos son pequeños porque eso les ayudará a reconocer y normalizar estos sentimientos desagradables y les permitirá aprender mecanismos de supervivencia saludables que podrán poner en práctica en la edad adulta. Existen muchas técnicas que se pueden usar para reducir el estrés en los niños, y en este artículo vamos a hablar de algunas de ellas.
Yoga
El yoga es una práctica física y espiritual que comprende componentes múltiples incluyendo posturas físicas, técnicas de respiración y espiritualidad. La práctica se inició en la India hace más de 2000 años, pero en los últimos 20 años se ha hecho muy popular en la sociedad occidental y ahora se utiliza como terapia complementaria para diversas enfermedades. En los niños, puede usarse como una forma de conectarse con su cuerpo, para cultivar la atención plena y para enseñar técnicas de respiración que luego podrán aplicarse a otras áreas de la vida. (2)
Hay numerosos estudios que han demostrado los innumerables beneficios que la práctica del yoga tiene para los adultos, pero por lo general faltan investigaciones similares en niños. Sin embargo, un estudio reciente analizó los efectos que tenía sobre el estrés un programa de yoga para alumnos de segundo y tercer curso que consistía en una clase de yoga de treinta minutos una vez a la semana durante un total de diez semanas (5). Se recogió y se midió el cortisol salival de cada estudiante en cada sesión y después de 10 semanas de sesiones de yoga semanales hubo una mejoría estadísticamente significativa en los niveles de cortisol salival en los estudiantes de segundo curso. Además, los cuestionarios subjetivos del profesor mostraron mejoras en el comportamiento de los niños incluyendo su capacidad de atención, su autoestima y su capacidad para lidiar con el estrés. Aunque este fue un programa aislado que puede no ser aplicable a todas las poblaciones pediátricas, se considera que el yoga no solo es beneficioso para los adultos, sino que también puede adaptarse bien a los niños y mostrar resultados significativamente positivos.
Ahora muchos estudios de yoga ofrecen clases para niños y algunos incluso clases más específicas para afecciones de todo tipo. Si un padre está familiarizado con el yoga, practicar ejercicios de respiración y posturas básicas y ayudar a que los niños las implementen durante momentos específicos de estrés también puede ser una forma de incorporar los principios del yoga en la vida de un niño.
Terapia imaginativa guiada
La terapia imaginativa guiada es una técnica mente-cuerpo que se utiliza para conseguir que el participante genere una imagen mental o visualización para un resultado de salud específico. Por lo general, es una actividad dirigida por un profesional cualificado, ya sea a nivel individual o en grupo, y a menudo se lleva a cabo en una serie de sesiones. Las imágenes generadas por el participante pueden ser imágenes de relajación general o imágenes más específicas como, por ejemplo, una imagen de hábitos alimenticios saludables o cambios de comportamiento positivos.
Se han llevado a cabo varios estudios en adultos con imágenes guiadas que han arrojado resultados positivos con respecto al estrés, la ansiedad, el dolor y la infertilidad relacionados con el trabajo. Un estudio reciente usó imágenes guiadas en adolescentes obesos y observó tanto los marcadores de estrés como el control del azúcar en la sangre (2). Durante un programa de doce semanas con sesiones semanales de imágenes guiadas, el cortisol salival se redujo significativamente en aproximadamente un 38% después de cada sesión de relajación. Curiosamente, este estudio también mostró que cuánto más se reducían los niveles de cortisol, más se reducía la insulina, un marcador importante para la regulación del azúcar en la sangre, y que las sesiones tenían como resultado una disminución de la actividad sedentaria y un aumento en la actividad física moderada. Desde un punto de vista práctico, este estudio también demostró que este tipo de intervención fue muy bien recibida por los adolescentes. Todos ellos disfrutaron con los ejercicios y muchos aplicaron la técnica a situaciones serias en otros aspectos de su vida, un punto muy prometedor a tener en cuenta en investigaciones futuras.
A pesar de los escasos estudios que se han llevado a cabo en niños, el uso de imágenes guiadas en adultos y los resultados prometedores del estudio del que hemos hablado anteriormente demuestran que esta técnica puede ser muy beneficiosa para la reducción del estrés en los niños. La terapia imaginativa guiada enseña a los niños una herramienta muy específica que se puede poner en práctica en otro tipo de situaciones, particularmente en acontecimientos significativamente estresantes.
Terapia natural
Las encuestas indican que los niños pasan unas 50 horas a la semana en un dispositivo electrónico y casi el 90% de su tiempo en interiores (6). El trastorno por déficit de naturaleza es un término acuñado por Richard Louv en el libro "El último niño de los bosques" (7). Aunque no es una condición diagnosticable médicamente, es la idea que se refiere a que ahora que los humanos pasan más tiempo en interiores y menos tiempo en espacios al aire libre está contribuyendo a una serie de enfermedades diferentes incluyendo, entre otras, dificultades con respecto al comportamiento y la atención, y angustia emocional. La 'vitamina N' (N se refiere a la naturaleza) incluye muchos tipos diferentes de exposición a la naturaleza incluyendo el tiempo pasado al aire libre, en parques y espacios verdes, el contacto con plantas e incluso ver imágenes de naturaleza.
La naturaleza parece actuar como un amortiguador para el estrés en los niños. Cuando los niños experimentan un acontecimiento en la vida que les provoca un estrés significativo, los niveles de angustia psicológica son un 30% menores en niños que viven en un ambiente con un nivel de naturaleza alto en comparación con niños que experimentan una situación estresante similar pero viven en un "ambiente con un nivel bajo de naturaleza" (8). Un entorno con un nivel de naturaleza alta incluye entornos de interior como, por ejemplo, hogares con vistas al exterior o plantas vivas tanto en el interior del hogar como en el entorno exterior inmediato que rodea la casa. Este es un estudio importante porque prueba que los niños no necesitan vivir en el campo rodeados de hectáreas de bosque para recibir los beneficios de la naturaleza sino que pequeños cambios como tener plantas en el hogar también son muy beneficiosos.
Estos son otros puntos destacados de ese estudio que destacan la importancia de la conexión entre la naturaleza y el estrés (9):
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Realizar una tarea mental estresante mientras se está en un entorno de jardín produce niveles más bajos de cortisol que cuando se realiza la misma actividad en un interior.
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Tener plantas en una habitación disminuyó la respuesta al estrés en sujetos que vieron un video emocionalmente estresante. Y los resultados fueron aún mejores con plantas con flores.
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Pasear por el bosque produjo una disminución significativa de los niveles de cortisol después de hacer ejercicio con respecto a un paseo de la misma duración en una cinta de ejercicio. Las mejoras también se observaron en la presión arterial, el estado de ánimo y la fatiga.
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Se ha demostrado repetidamente que las actividades en espacios verdes mejoran la atención y la concentración en niños diagnosticados con trastorno por déficit de atención
Incorporación de técnicas para la gestión del estrés
El estrés en los niños a menudo es ignorado e infravalorado por los adultos, sin embargo, el estrés está muy presente en la población pediátrica y tiene importantes implicaciones para la salud. Por eso, es importante que los padres, los profesionales del cuidado de la salud y los educadores reconozcan y entiendan el papel que el estrés tiene en los niños. Si se empieza a gestionar a esta temprana edad, podremos fomentar desde un principio la idea de la conexión mente-cuerpo y enseñar a nuestros hijos formas saludables de manejar el estrés que les servirán en un futuro. Sin embargo, además de incorporar yoga, meditación guiada y terapia con naturaleza, en la vida de los niños hay muchas otras formas de reducir el estrés que han demostrado tener beneficios significativos. Entre estas cabe destacar las siguientes: consultoría/terapia profesional, deporte recreativo, arteterapia, relajación muscular progresiva y musicoterapia. Sin embargo, no todas las técnicas son adecuadas para todos los niños por lo que es importante probar diferentes enfoques y utilizar lo que parece arrojar resultados positivos en el niño. Si empezamos pronto, proporcionaremos a los niños herramientas útiles para que gestionen el estrés en su vida y habilidades para que puedan controlar el estrés de manera saludable en el futuro y estaremos contribuyendo a que sean adultos más sanos y felices.
Bibliografía:
1 - Middlebrooks, J.S. and N.C. Audage. The effects of childhood stress on health across the lifespan. Atlanta, GA: Centers for Disease Control and Prevention, 2008, 18 p.
2 - Weigensberg, M., et al. “Imagine HEALTH: Results from a randomized pilot lifestyle intervention for obese Latino adolescents using Interactive Guided Imagery”. BMC Complementary and Alternative Medicine Vol. (2014): 28.
3 - Clay, R.A. “Stressed in America”. Monitor on Psychology Vol. 42, No. 1 (2011): 60.
4 - Gunnar, M., et al. “Rise in cortisol in family daycare: Associations with aspects of care quality, child behavior and child sex”. Child Development Vol. 81, No. 3 (2011): 851–869.
5 - Butzer, B. et al. “Effects of classroom based yoga intervention on cortisol and behavior in second- and third- grade students: A pilot study”. Journal of Evidence-Based Complementary & Alternative Medicine Vol. 21, No. 1 (2015): 41–49.
6 - Children & Nature Network • http://www.childrenandnature.org/ • Accessed 2016‑04‑05.
7 - Louv, R. Last child in the woods: Saving our children from nature deficit disorder. Chapel Hill, NC: Algonquin Books of Chapel Hill, 2005, 416 p.
8 - Wells, N.M. and G.W. Evans. “Nearby nature: A buffer of life stress among rural children.” Environment and Behavior Vol. 35, No. 3 (2003): 311–330.
9 - Selhub, E. and A. Logan. Your brain on nature: The science of nature’s influence on your health, happiness and vitality. Missisauga, ON: Wiley, 2012, 256 p.