El otoño e invierno son épocas de cambios. Con los de tipo meteorológico llegan los resfriados. Nuestro sistema inmunitario puede verse debilitado y nuestra energía disminuida. El cambio es un proceso inherente a nuestras vidas y mantendremos la salud si nos adaptamos a los cambios que se producen con las estaciones. Es recomendable incluir en nuestra dieta los alimentos propios de la estación y teniendo en cuenta el refrán “Otoño entrante, barriga tirante” puede venir bien corregir todos los excesos alimentarios que se han hecho durante el verano. Es un buen momento para limpiar el organismo, fortalecerlo, estimular el sistema inmunitario y cargarnos de energía.
Al contrario que en primavera y verano, la dieta debe ser más rica y completa para poder afrontar bien el invierno. Es necesario un gran aporte de vitaminas, minerales, enzimas, clorofila, antioxidantes, aminoácidos y probióticos. Todo este tipo de nutrientes son importantes para limpiar, nutrir, fortalecer el organismo y optimizar su energía.
Se sabe que un adecuado equilibrio ácido/alcalino (mantener el ph óptimo) en el organismo es muy importante para el mantenimiento de la buena salud. El organismo tiende a funcionar mejor, con más vitalidad y manteniendo un nivel de energía más elevado, en un medio ligeramente alcalino. Si el ph es muy ácido la salud puede verse afectada.
Es aconsejable que la dieta esté formada por un 75% de alimentos alcalinizantes como: frutas, verduras, semillas y algas y de un 25% de alimentos acidificantes como: proteínas animales, proteínas vegetales, huevos, hidratos de carbono, cereales y azúcares.
Esta época del año puede ser de ayuda reforzar la dieta con un complemento alimenticio que reúna una gran variedad de nutrientes.